Los helados en la historia

El domingo pasado mi familia y yo, disfrutamos de unos deliciosos helados de sabores diversos y yo terminé comiéndome el helado sobrante porque cuando tengo ánimos de saborear este manjar que(dicho sea de paso se puede disfrutar durante todo el año) me aseguro siempre de llevarme la mejor parte. Sin embargo, este delicioso postre no solamente nos llena de un dulce placer sino que, además, tiene un espacio en la historia de la humanidad y hoy esta nota se la presentará. Los cronistas aún no se ponen de acuerdo en cual fue el origen del helado, pero al parecer se dice que los chinos, mucho antes del nacimiento de Cristo, saboreaban esta helada dulzura. Esta cultura preparaba los helados mezclando la nieve de sus montañas con un preparado a base de frutas y miel. Después de ellos, los romanos se dejaron conquistar ante los encantos de este fabuloso postre. Según las crónicas, Nerón mandaba traer nieve de los Alpes para que le elaboraran una especie de sorbete helado con nieve, miel y frutas. Por otro lado, muchos siglos después, en la corte de Alejandro Magno se instauró la costumbre de enterrar en la nieve ánforas repletas de frutas y miel que después se servían heladas. Un poco más alejados del Occidente, en Bagdad Los cocineros árabes de los califas perfeccionaron la calidad y variedad, incorporando, entre otros ingredientes, el néctar de la fruta. Precisamente en estas tierras fue donde Marco Polo descubrió el placer de los helados y se encargó de dar a conocer la receta en toda Europa. Incluso alguna teoría atribuye el origen de los polos al apellido de tan insigne divulgador. Ya en el siglo XVI se popularizan las técnicas de conservación y un cocinero francés de la corte británica incorporÓ la leche originando la variedad del helado no sólo de hielo sino también el cremoso. Como ven, todo lo que tenemos a nuestro alcance tiene una historia que contarnos y yo me encargaré de descubrir esas historias, así que visítenme.